He pegado al camarero. Volumen 11

28° en la calle picuda, compro en el economato y me pimplo tercio Damm en el Pesca, de tapa, croqueta semicongelada a los tres aceites.

Parroquia en otras iglesias, de capa caida.

Salut!!

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Por aquí sin novedad, esperando que sea la una. Hemos bajado el aire acondicionado a 24 grados celsius, hace una humedad pegajosa. Conchi de administración ociosa, se hace la manicura con un cortauñas.

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Voy a publicar un cuento gótico que llevo madurando toda la mañana.

Contexto: Alexander, el alter ego de Flanagan, permanece cautivo en la villa de la baronesa Tatiana Isabella Vladimirova, donde es sometido por la vampiresa a todo tipo de abusos sexuales. Acuden a su rescate Carmilla y la pelirroja Sole, vampiresas también, que aunque Alexander cree que son su madre y su hermana respectivamente en realidad lo ahijaron a la edad de quince años falseando el registro civil cuando estaba recuperándese de un coma tras el accidente en que fallecieron sus padres reales.

LA GRAN ESCAPADA

Meses después Tatiana invitó a Carmilla y a la niña a pasar unos días con ellos en Praga. Alexander estaba muy tristón últimamente, las añoraba, lo cual le deprimía profundamente. Especialmente echaba en falta a su hermanita, incluso había hecho que Danielle, la sirvienta más parecida físicamente a ella, se tiñese el pelo y las axilas de color rojo y se depilase el pubis para complacer a Alexander. Pero fue peor el remedio que la enfermedad, y Alexander exclamó entre lágrimas “que no tenía su sabor” mientras Danielle salía de la cama avergonzada. Tatiana no soportaba ver llorar a un hombre, sentía vergüenza ajena, a pesar de la evidente carencia de madurez emocional de su amado.

Carmilla y Sole llegaron a Praga como un vendaval una luminosa mañana de comienzos de julio. Habían hecho el viaje en coche, un palizón de cuidado, “para disfrutar del camino” justificó Carmilla, lo cual extrañó a Tatiana, pues ella siempre que era posible viajaba en avión. Carmilla observó discretamente a Alexander, parecía desmejorado, “más chupado”.

Como buena huésped, Tatiana hizo de cicerone y les mostró la ciudad a bordo de su berlina, detestaba caminar. Dentro del coche la niña y Alexander se besuqueaban y estaban muy tocones, de hecho la niña le provocó una vistosa erección que disgustó a Tatiana sobremanera. “Alexander ahora era su hombre, ¿no había quedado ya claro?", pensó. Tatiana encendió un Marlboro y bajó una ventanilla para que circulase el aire, sólo deseaba acabar con aquel compromiso y que se fuesen cuanto antes. Carmilla percibió su disgusto, Tatiana percibió que Carmilla había percibido su disgusto, Sole percibió que Tatiana lo había percibido, Alexander no percibió nada en absoluto. Luego, ya más relajados, navegaron en barco por el río Moldava y bebieron cerveza (Sole agua con gas), los cuatro protegidos con sus preceptivos sobreros y gafas de sol, pues como digo era un día muy luminoso para un vampiro.

Cuanto más observaba Tatiana a Sole más la detestaba. Estaba decidido: antes o después acabaría con la vida de aquella renacuaja, luego la haría disecar y expondría su cuerpo desnudo junto a los sillones Chester de la biblioteca, conocía un buen taxidermista en Praga para estos menesteres. Por otro lado le inquietaba Carmilla, sabía que de faltar ella Carmilla era su sucesora natural, y le incomodaba que la mirase directamente con esos ojos de plato, le recordaba a Susan Sarandon de joven. También de eso se tendría que ocupar algún día, pero desde luego no ahora.

  • ¿No es precioso, querida? --le preguntó Tatiana, sonriendo
  • Sí, Baronesa. --respondió Carmilla, sonriendo
  • Llámame Tatiana, o mejor, “Tati”.

A las nueve de la noche se servía puntualmente la cena en el gran comedor. Las tres vampiresas estaban radiantes. Sole con su vestido de rojo parecía la versión XXX de Caperucita roja. Tatiana se sentó en un extremo de la larga mesa, Alexander, de etiqueta y cara de bobo, en el otro. Las sirvientas, Olga (la favorita de Alexander) y la joven Edelina, llenaron las copas de vino blanco y sirvieron el primer plato, unas bandejas con seis enormes ostras y un limón cortado en cuatro en el centro.

  • ¡Parecen chochos! --exclamó Sole, Alexander casi se atraganta con la risa.
  • ¡Sole, esa lengua! --exclamó Carmilla, avergonzada
  • Estas ostras que parecen un chocho, niña insolente, las he hecho traer expresamente desde Dalmacia.
  • Perdónela Tatiana, sólo es una niña. --se disculpó Carmilla

Sole mordisqueó con disgusto una ostra, se le hacía pelota, luego sorbió ruidosamente el limón y se bebió el vino de un trago ante la mirada desaprobatoria de su madre, Alexander disfrutó de las ostras como un gorrino.

Olga y Edeina retiraron las bandejas y sirvieron el plato fuerte de la cena: copas de sangre de doncella. Astrid yacía desnuda en la mazmorra meciéndose entre la vida y la muerte, Berta le había extraído casi dos litros de sangre.

Carmilla se llevó la copa a los labios pero no bebió, sabía que tras ingerirla un vampiro queda aturdido durante unos segundos en los que es vulnerable, los demás saborearon y bebieron con delectación la sangre de la joven Astrid. Entonces Carmilla fingió derramar la sangre sobre el mantel.

  • ¡Por el amor de Dios, qué desastre! --exclamó Tatiana, disgustada

Carmilla, fingiendo limpiar la mesa con la servilleta, se inclinó sobre Tatiana y le hundió el cuchillo en la garganta, luego cogió una daga ritual que había expuesta en la pared y comenzó a separarle la cabeza del cuerpo. Tatiana comenzó a chillar, incapaz de creer lo que estaba ocurriendo. Sus chillidos horripilantes perforaron los tímpanos de los asistentes y resonaron por toda la mansión, poniendo en alerta a los miembros del servicio. Olga, aterrorizada, se acurrucó en una esquina de la sala, sin poder evitar que se le viesen las braguitas, unas Women’Secret de un bonito color azul cerúleo con topos blancos.

Carmilla abrió una ventana y cogiendo la cabeza de Carmilla por los pelos la arrojó a la calle. “¡A tomar porculo!, exclamó. El cuerpo decapitado de Tatiana intentaba atrapar a ciegas a Carmilla como si fuese el juego de la gallinita ciega, pero Carmilla la derribó de una patada en el chocho, luego cogió el ensangrentado collar de perlas de la baronesa, se lo puso en su propio cuello y se contempló orgullosa en un espejo mientras se acariciaba un pecho que asomaba desafiante del vestido a causa del forcejeo. En ese momento Hans, el chófer personal y guardaespaldas de Tatiana, irrumpía en el comedor armado con su vieja escopeta corredera de la marca Mossberg. Sole ágilmente le clavó repetidamente el cuchillo en el ano, a Hans se le escapó un tiro con tal mala fortuna que le dio en el pecho a la joven Edelina, luego cayó de bruces al suelo. Sole le arrebató la escopeta y salió del comedor dispuesta a sembrar el caos. Se oyeron en total cinco detonaciones más. Cuando Carmilla y Alexander salieron del comedor el espectáculo que presenciaron era dantesco: Berta yacía al pie de las escaleras en un charco de sangre con en vientre abierto de un escopetazo, Sole le devoraba la garganta a Cristiane y la señora Muller intentaba huir arrastrándose penosamente, dejando tras de sí un rastro de sangre y orina.

Alexander contempló embelesado por última vez el retrato de Gustav Klimt que tanto le gustaba. Hubiese querido poder separarlo del marco, enrollar la tela en una turuta y llevársela debajo del brazo, pero Carmilla tiró de su mano, apremiándolo, “no había tiempo para el arte”. Se subieron apresuradamente en el Renault híbrido enchufable de Carmilla y salieron de la finca sin prisa, pero sin pausa.

Conducía Carmilla, tenía el itinerario de escape en la pantalla del navegador, Alexander, todavía en estado de shock, estaba sentado a su derecha. Sole desde el asiento de atrás agarró la cabeza de Alexander y comenzó a chuparle la oreja.

  • ¡Caballito!, gomf, gomf, gomf…
  • ¡Sole, no seas pesada! --le recriminó Carmilla

FIN

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Mochuelo en el nido, al final han caido un par de tercios con tapa de croqueta a los tres aceites.

Ducha con agua del tiempo, y me improviso una ensalada con unos retales pechuga pollo cortada con la tijera.

Italiana Marcilla Gran Aroma Mezcla, y tirado en el sofa, esperando la etapa del Tour, empiezan los Pirineos. Presta.

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Apostados los cortados de dos semanas con Paco el de Granada.

Hoy, el eslovaco, se vuelve a poner de amarillo y no lo suelta hasta Paris.

Apuesta ganadora.

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Con el maillot verde, del mitico Erik Zabel.

Genarín, patron del hilu, siempre fue del maillot de topos, Rey de la montaña.

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:rofl:

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Coime, me presta y me llama la botelluca Malaga Dulce Quitapenas.

Digo yo que serà tipo Moscatel.

Fotu del mediodia. No ye en directo.

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:rofl:

:rofl:

:rofl:

:rofl:

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Renault híbrido yera Renault 14, mas feo que Aznar.

Modelo del mismisimo diablu. Buen motor, peor carroceria.

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Renault 14 prestaba.

Tenia el morro del Renault 18.

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Ayuda.

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Confirmo pimple del diablo.

Ayuda, decid que soy fiu de Legionario.

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Jose Luis, @McAco , paga esta ronda

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@McAco paga ronda

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