Recientemente encontré en un mercadillo de antigüedades una antigua coticule. Es de pequeño tamaño y doble, con una parte amarilla y otra azul que no es una pizarra de soporte. Parte de una mayor, bastante usada y recubierta de aceite de afilado va a necesitar un buen rectificado para que recupere un buen aspecto y pueda ser útil. Por ese tamaño diminuto probablemente solo sirva para ejercer como piedra auxiliar para hacer barrillo amarillo o azul sobre otras belgas, siendo optimista quizá también pueda usarse en el afilado de una navaja estrecha o al menos para dar un repaso a un filo que ha perdido su frescura.
A destacar que las tres coticules antiguas que tengo me llegaron cubiertas de una capa de aceite reseco. En la barbería me comentan que antiguamente se usaban siempre con aceite para refrescar filos, nunca con agua. Hoy habitualmente sucede lo contrario.
