Hola a todos. Hace poco compré una Palmera con unas cachas muy feas, ajadas y pequeñas (el talón de la hoja asomaba por abajo). Pensé en hacerle unas con una madera de elondo. La razón es que se trata de una especie muy resistente a la intemperie y muy dura, así que me pareció apta para el entorno húmedo en que se usa la navaja.
No voy a contar cómo lo hice, porque aquí ya hay auténticos maestros en el tema y yo soy un pringadillo. Sin embargo, igual a alguien le interesa conocer algo sobre las virtudes y los defectos de este material y ver alguna foto del resultado. He de decir que, como me sobraba madera y, además, había babeado alguna vez con las brochas que se hace la gente, encargué un nudo y me hice una con virola de tubo de cobre del de las conducciones.
La madera de elondo es dura pero noble, tiene muy buenas cualidades estructurales. Puedes cortar piezas relativamente finas para las cachas y aguantarán. En el caso de la brocha, me vi obligado a dejar unas paredes muy finas en el agujero donde va el nudo porque el diámetro de la virola de cobre me obligaba, y aguantó bien (en circunstancias similares, la mayoría de las madera se te romperían).Yo la serré con herramientas manuales y es peleona. Respecto a la apariencia, el color es de un bonito castaño rojizo con matices dorados y destacan bastante las líneas de las fibras, que son gruesas. La fibra es más bien recta, no se ve bonita de testa, así que hay que intentar que estas zonas no queden demasiado expuestas. De lado, tiene su aquél. Se lija bien, pero no esperéis un acabado satinado como con el olivo, el boj… Es más basta y hay que aceptarlo como parte de su apariencia. Tiene bastante peso, lo cual es muy bueno para la brocha, pues le da inercia cuando estás batiendo el jabón en el cuenco. Como el nudo que le he puesto tiene mucho cuerpo, coge peso en mojado y no le iría bien un mango ligero, el conjunto quedaría desequilibrado.
En cuanto al cobre de la virola, un par de cosillas. Lo coloqué en el cuello de la brocha cuando la estaba torneando, antes de terminar de separar el pedazo de madera. Lo metí suavemente a presión con un martillo de nylon para no cargarme los rodamientos del torno y quedó justo; aún así le puse adhesivo. Mi intención era tornear el cobre haciendo algunas incisiones decorativas; pensé que, al ser un metal no férreo tampoco costaría tanto. Para no arriesgar las carísimas gubias de tornear, usé una lima vieja que he tuneado para que me haga de formón oblicuo. ¡Fue una tortura! El formón resbalaba en el puñetero cobre y lo tuve que dejar por imposible. Le pulí con el torno en movimiento la cara visible, el borde lo dejé al ras de la madera y gracias.
Al terminar, le di una mezcla hecha al baño maría de aceite de camelia y cera de abeja y le realza bien el color.
Termino con el nudo: lo compré de 23.5 mm (tejón dos bandas de Vigsheng) y, cuando llegó, me pareció apachurrado por el viaje en un sobre. Sin embargo, después de usado, se esponja que da gusto y queda muy grande. Hay que tenerlo en cuenta porque, si bien en la cara es estupendo, necesita su buena dosis de jabón y humedad para hacer espuma a punto de nieve en el cuenco. Hay mucha masa peluda. Está metido a presión provisionalmente, pero ha quedado muy fijo y creo que voy a tirar así de momento. También pensé en profundizar algo más el agujero del mango para dejar el nudo más hundido y más firme, pero lo he probado y me gusta así. Os dejó dos fotos y un abrazo para todos.
P. S.: La Palmera afeita muy suave y apurado. Se parece a una Filarmónica DT que tengo.