Desinfección de navajas barberas.
Las navajas adquiridas de segunda mano a otra persona, en general son navajas en uso, por lo que el óxido no se suele dar. Si aparece, se limpia.
La desinfección si se realiza con los métodos descritos que aparecen aquí en foros e internet, generalmente son los que se aplica para material quirúrgico. La ventaja, viene precisamente de ese estado de “usabilidad”, que hace que el dueño anterior, la tenga afilada y libre de óxido, preservada con vaselina o Ballistol por poco uso.
Otra cosa son las navajas que se compran en los anticuarios o mercadillos, que hay que desinfectar siempre y que además pueden necesitar una restauración profunda.
Hay personas que no quieren usar material que no sea nuevo.
Respecto a las navajas de segunda mano, y para quien no tiene reparo en su uso, es muy aconsejable el desinfectarlas, el acero es muy fácil de desinfectar.
Para la desinfección es preciso tener en consideración lo siguiente: NO utilizar NUNCA lejía.
Tener cuidado con todos los productos químicos que no se sabe exactamente lo que contienen.
Se puede frotar la hoja con un poco de alcohol después de haberla lavado con agua jabonosa caliente.
La casi totalidad de los virus no sobreviven mas de unas horas al aire libre y expuestos a los rayos ultravioleta por lo que no hay mas riesgo que si se corta con un cuchillo de cocina.
Seguidamente se describen varios métodos caseros para realizar la desinfección de navajas de afeitar.
Consideraciones previas sobre los métodos caseros.
Estas fórmulas caseras se diferencian de las fórmulas comerciales, combinaciones de aminas terciarias con amonio cuaternario, como son la utilización de productos comerciales tales como el Darodor Sinaldehyd 2000 o el Instrunet FA en varios aspectos:
Desventajas:
No son tan potentes; no abarcan todo el espectro microbiano como aquéllas. Aún así cumplen bastante bien las necesidades sobre todo la fórmula, del hipoclorito sódico tamponado. En todo caso ambas son mucho más potentes que las disoluciones acuosas de Clorhexidina (Hibiscrub, Hibimax, Hibitane…) que también se tampoco son tan poco corrosivas como aquéllas, aunque en este aspecto hay que ceñirse estrictamente a las formulaciones y a los tiempos de exposición; ya que, esto es muy importante para no afectar a las piezas.
Ventajas:
Son preparaciones relativamente baratas.
Parten de materiales fáciles de conseguir, asi en en un supermercado puede encontrarlo todo
Como resultado de las dos primeras, pueden resultar muy útiles en alguna circunstancia especial (por ejemplo en un viaje o en un momento en que no pueda conseguir un producto comercial).
Método del etanol (alcohol sanitario normal) y la povidona yodada (Betadine o cualquier otra marca).
Materiales.
• Alcohol etílico (etanol) de 70º o, en su defecto, de 96º (se convierte diluyéndolo al 3:1 con agua).No sirve el alcohol isopropílico (isopropanol, alcohol de limpieza) ni el alcohol metílico (metanol, alcohol de madera o alcohol de quemar). Es el alcohol “normal” que se puede encontrar en perfumerías o farmacias y supermercados como alcohol sanitario y en bebidas, aunque a una concentración menor.
• Povidona Yodada al 10%, las famosas botellitas desinfectantes amarillas o anaranjadas que se pueden encontrar en supermercados o farmacias, como el Betadine, Iodina, Topionic, etc. - Agua del grifo para rebajar el alcohol si es de 96º también se puede hacer con agua destilada o con agua mineral, pero no es necesario.
Una cubeta o recipiente de proporciones adecuadas donde sumergir la pieza a esterilizar. En este caso no es necesaria que sea cerrada.
• Un recipiente graduado para medir el volumen total de los líquidos, como por ejemplo una jarrita graduada para la cocina o algo similar que permita controlar el volumen total con el que se trabaja. Esto es muy importante porque hay que utilizar cantidades muy exactas. - Una jeringa graduada de 5 cc (ésta es muy necesaria, la conseguira en cualquier farmacia).
• Unos guantes de látex (o vinilo, o nitrilo o del material que desee, pero que sean impermeables). En su defecto podemos emplear unas pinzas metálicas bien limpias para manipular la pieza (para sacarla y meterla en el recipiente).
• Un reloj para controlar los tiempos de exposición (muy importante también para la última fase).
Procedimiento de empleo.
• Se limpia bien la pieza a tratar con agua caliente, detergentes, vinagre -ojo con éste que es bastante corrosivo-, bicarbonato
Esto es fundamental: la pieza debe quedar libre de depósitos de materiales orgánicos o incrustaciones que podrían actuar como barrera entre los microorganismos y los desinfectantes.
• Enjuagar bien la pieza varias veces en agua (del grifo está bien). Es muy importante asegurarse de eliminar del todo cualquier resto de los productos de limpieza del paso anterior para que no reaccionen con los desinfectantes inhibiendo su efecto.
• En caso de que se parta de alcohol etílico de 96 grados, preparamos una dilución alcohol/agua 3:1 en volumen, es decir para cada tres partes de alcohol etílico de 96º añadimos una parte de agua. Por ejemplo para preparar 100 cc de alcohol de 70º mezclaríamos 75 cc de alcohol de 96º y 25 cc de agua.
Llenar el recipiente con el alcohol de 70º (o la disolución 3:1 con agua del alcohol de 96º) con la cantidad suficiente para cubrir por completo la pieza (extraordinariamente importante que no quede parcialmente sumergida por el riesgo de formación de depósitos en la interfase).
Esperar entre 20 y 60 minutos con la pieza completamente sumergida. A partir de los 20 minutos ya tendrá con una desinfección muy buena. En todo caso el tiempo superior a una hora ya no aporta beneficios a la desinfección.
Extraer la pieza del recipiente con los guantes de goma o la pinza, sin tocarla con las manos y la dejamos sobre una superficie limpia.
• Añadir al recipiente sin la pieza, por cada 200 cc de alcohol de 70º (o de la dilución 3:1 del de 96º), 5 cc de povidona yodada medido con la jeringa. Las proporciones son extraordinariamente importantes. No empleé otras.
• Agitar ligeramente la preparación de forma que quede bien mezclada, sin posos y con un color uniforme. No debe demorarse excesivamente en este paso puesto que en el momento en que vierta la povidona en el alcohol empiezan a reaccionar.
• Volver a introducir la pieza a desinfectar en el recipiente con la pinza o los guantes
Contar con el reloj cuatro minutos (se podría reducir a dos en materiales muy sensibles con un grado de desinfección también muy bueno, pero en todo caso nunca más de esos cuatro minutos).
• Extraer la pieza del recipiente.
• Enjuagar rápidamente con agua bajo el grifo un par de veces y sumergir en agua completamente durante unos minutos (se puede cambiar el agua una o dos veces y repetir el proceso de inmersión en agua si son piezas complicadas, partes huecas). La idea es que quede retirado del todo el yodo para evitar posibles corrosiones.
Con esto se cubre bastante (creo que mucho) el aspecto de seguridad para la pieza al tiempo que se mantiene unos entornos de desinfección controlados y, sobre todo, consensuados por la comunidad científica como de adecuada acción antimicrobiana.
Advertencia sobre el alcohol etílico:
Solo a modo de precaución antes de lanzarse a probar el alcohol etílico (etanol) como antiséptico es muy importante resaltar unas peculiaridades que debe conocer de este producto:
• El aluminio es sensible al etanol. Aunque no lo suficiente como para que el método del baño en alcohol etílico de 70º con adición posterior de povidona yodada al 0,25% le vaya a afectar de modo sensible, pero por si acaso mantenerse en cifras bajas de tiempo de exposición, es decir de unos 20-30 minutos de baño solo con etanol de 70º y solo 2 minutos para el baño de etanol y povidona yodada al 0,25% (los citados 5 cc de povidona yodada al 10% que se añaden a los 200 cc de etanol de 70º).
• Hay otros materiales que pueden ser muy sensibles al alcohol, y especialmente el metacrilato, el PVC o el nitrilo, pero también las lacas de acabado de metales y en algunos tintes que se pueden aplicar sobre metales como son las anilinas de algunos anodizados tintados de piezas de aluminio (aluminio anodizado con colores dorados y rosas, las cuales tal vez sí tienen un tinte que resista el alcohol, pero se desconoce si es así). En estos casos y a falta de pruebas abstenerse de utilizar el método de desinfección para piezas usadas del baño en alcohol y povidona yodada y tampoco hacer uso habitual del alcohol en la rutina de limpieza diaria.
Para el mantenimiento diario de las maquinillas de aluminio (o de otros materiales muy sensibles) no abusar del etanol. En estos casos (es decir, de reutilizaciones propias de una maquinilla que solo estamos usando nosotros) me esmeraría en la limpieza después del afeitado y la secaría bien. Es difícil que haciéndolo así nuestras propias bacterias vayan a proliferar lo suficiente como para darnos algún tipo de problemas (que en líneas generales se traduciría en la inmensísima mayoría de los casos en una irritación algo más persistente de lo habitual; con la rutina habitual no es muy probable provocarnos algo más que una leve foliculitis muy localizada pensando ya en el peor escenario posible, ya que estamos hablando de nuestras propias bacterias, contra las que ya tenemos desarrollado un cierto nivel de resistencia). En todo caso y siendo exquisito, bastaría con aplicarlo cada cierto tiempo, Y en esos casos recuerde que la rutina debería abreviarse, es decir que se aplicaría el etanol de 70º (echando unas cuantas gotas o un chorretoncillo, algo que no se evapore inmediatamente), se deja actuar dos minutos y después aclarar bien con agua corriente o con una inmersión en agua.
Método del Hipoclorito Sódico (lejía comercial) tamponado con Ácido Clorhídrico (salfumán, agua fuerte, ácido muriático…).
Se diferencia de la primera fórmula casera (alcohol etílico de 70º y povidona yodada 0,25%) en dos cosas fundamentales:
Poder antimicrobiano. Esta preparación es muy potente, más que la anterior. No tanto como la preparación comercial de referencia (el Darodor Sinaldehyd 2000 o el Instrunet FA), pero aún así está rozando una desinfección de alto nivel (que no alcanza porque para hacerlo ya nos pasamos de efecto corrosivo, pero el agente desinfectante es capaz de mucho).
Capacidad corrosiva. No es que sea ni mejor ni peor, es diferente a la anterior. Pese a que el ingrediente activo principal es bastante corrosivo con muchos materiales, al considerarlo para las concentraciones y los tiempos de exposición que aquí se protocolizan, el resultado final es un grado de seguridad bastante amplio.
Estas fórmulas son para la desinfección de una maquinilla de segunda mano y solo para emplear una vez por dueño se supone que se conoce que los utensilios de afeitar no se comparten bajo riesgo de contagio de enfermedades bastante serias. Para un mantenimiento regular de la maquinilla que utiliza solo usted ya tiene otros productos y, sobre todo, otros protocolos de uso.
Materiales.
• Lejía comercial (hipoclorito sódico). Es el principio activo desinfectante. Es importante conocer su concentración, que suele venir expresada en gramos por litro g/l, aunque a veces pueda ver abreviaturas como gr/L. En España suele variar esta concentración entre los 35 y 60 gramos por litro. Sí es importante que solo sea lejía, no lejía con detergente o detergente efecto lejía”o lejía con oxígeno activo. Hay númerosas marcas en el mercado. La más barata sirve.
• Salfumán comercial (Ácido Clorhídrico), también llamado Salfumant o Agua Fuerte y en algunos países, Ácido Muriático. Aquí también tiene gran importancia conocer su concentración, que en este caso suele venir expresada en tanto por ciento. Por ejemplo del 24%.
• Agua destilada. Se podría hacer con agua del grifo, pero entre que nos movemos con unos márgenes muy ajustados y que no supone un sobrecargo económico muy grande, es preferible que emplee el agua destilada en este caso. Sirve cualquiera, sea para automóviles o para electrodomésticos, no hace falta que sea desionizada o bidestilada, solo con no estar muy cargada ni de sales ni de bacterias ya vale.
• Una cubeta o recipiente de proporciones adecuadas donde sumergir la pieza a desinfectar. En este caso tampoco es necesario que sea cerrada.
• Un recipiente graduado para medir el volumen total de los líquidos, como por ejemplo una jarrita graduada para la cocina o algo similar que permita controlar el volumen total con el que se trabaja. En este caso esto es todavía más importante que en la primera formulación porque nos moveremos con márgenes muy estrictos.
• Una jeringa graduada de 5 ó de 10 cc. va a ser completamente necesaria y se puede conseguir fácilmente en cualquier farmacia. La elección de 5 o de 10 cc depende del volumen que se vaya a preparar. Puede que con la de 10 sea más rápido hacer las diluciones en esta fórmula, pero tiene que ser una jeringa que permita extraer fácilmente 1 solo cc con una cierta precisión.
• Unas pinzas metálicas bien limpias para manipular la pieza, para meterla y sacarla en el recipiente.
• Una cucharilla metálica para remover suavemente (detalle muy importante) las mezclas una vez que haya juntado las proporciones adecuadas.
• Un reloj para controlar los tiempos de exposición en esta fórmula no precisa de un control tan exacto como en la anterior pero aún así se necesita calcular bien el tiempo.
• Un espacio de trabajo ventilado. Tanto la lejía como el salfumán desprenden vapores tóxicos y más aún si se mezclan, de ahí que sea buena idea tener al menos una ventana cercana abierta o, si es posible, incluso trabajar en un espacio abierto.
Procedimiento de empleo.
• Limpie bien la pieza a tratar con agua caliente, detergentes, bicarbonato, etc. Esto es muy importante porque la pieza debe quedar libre de depósitos de materiales orgánicos o incrustaciones calcáreas que podrían actuar como barrera entre los microorganismos y los desinfectantes
• Enjuague bien la pieza varias veces en agua, del grifo funcionará para este paso, aunque si quiere puede aclarar una última vez con agua destilada ya que la tiene a mano. Es muy importante asegurarse de eliminar del todo cualquier resto de los productos de limpieza del paso anterior para que no reaccionen con los desinfectantes inhibiendo su efecto. El hipoclorito sódico es especialmente sensible frente a algunos jabones.
• Prepare una solución base de Ácido Clorhídrico al 0.02% en agua destilada para luego añadirle el componente activo la solución base será el tamponador o regulador de pH. Esto se hará en dos pasos:
. Paso 1) Aquí obtendrá una concentración del 1% para poder trabajar de forma sencilla y eso lo hara con la siguiente fórmula:
1 / (n-1) donde n es la concentración inicial del salfumán. Es decir, que si fuera del 24% sería una dilución de 1 en 23, es decir de 1 parte de salfumán por 23 de agua destilada (por ejemplo 1 cc de salfumán y 23 cc de agua). Si fuera un salfumán del 23%, 1 parte de salfumán por 22 de agua. Si fuera un salfumán del 20%, 1 parte de salfumán por 19 de agua. Si fuera un salfumán del 12%, 1 parte de salfumán por 11 de agua. Si fuera un salfumán del 10%, 1 parte de salfumán por 9 de agua, y así sucesivamente. Esto evidentemente se hace con la jeringa y después remueva muy suavemente con la cucharilla
. Paso 2) Aquí añada 2 cc de esa dilución al 1% que obtenía en el paso 1 por cada 100 cc de agua destilada (realmente serían en 98 cc, pero en esta fase no es necesario afinar tanto). Por ejemplo, si queremos preparar 200 cc (aproximadamente 1 vaso) de producto final, añadiría 4 cc de la dilución del paso 1 a 200 cc de agua destilada. Al final revuelva muy suavemente con la cucharilla. A esta mezcla final se le llamara solución base.
• Añada lejía a la solución base hasta alcanzar una concentración de hipoclorito sódico 1.000 ppm, que equivale a 1 gramo por litro (g/l). Esto se hace en un solo paso pero nuevamente con la misma fórmula de dilución sobre la concentración inicial: donde n es la concentración inicial de la lejía expresada en porcentaje o en gramos por litro (g/l). Es decir, que si fuera del 35% (35 g/l) sería una dilución de 1 en 34, o sea de 1 parte de lejía por 34 de solución base. Si fuera una lejía del 50% (50 g/l), 1 parte de lejía por 49 de solución base. Si fuera una lejía del 42% (42 g/l), 1 parte de lejía por 41 de solución base, y así sucesivamente. Todo esto también se hace con la jeringa y al final remueva muy suavemente con la cucharilla.
Para ayudar a los cálculos se añade una minitabla con las concentraciones más frecuentes de lejías y las cantidades que hay que añadir a la solución base para conseguir aproximadamente 100 y 200 cc de solución final preparada:
Citar:
• Lejía de 35 g/l (dilución 1:34)_____3 cc de lejía + 100 cc de solución base (ó 6 cc + 200 cc).
- Lejía de 40 g/l (dilución 1:39)_____2,6 cc de lejía + 100 cc de solución base (ó 5,2 cc + 200 cc).
• Lejía de 42 g/l (dilución 1:41)_____2,4 cc de lejía + 100 cc de solución base (ó 4,8 cc + 200 cc).
• Lejía de 44 g/l (dilución 1:43)_____2,3 cc de lejía + 100 cc de solución base (ó 4,6 cc + 200 cc).
• Lejía de 50 g/l (dilución 1:49)_____2,1 cc de lejía + 100 cc de solución base (ó 4,2 cc + 200 cc).
• Lejía de 60 g/l (dilución 1:59)_____1,7 cc de lejía + 100 cc de solución base (ó 3,4 cc + 200 cc).
NOTA 1: En caso de que la jeringa esté graduada en pasos de 0,2 (hay solo 5 rayitas entre cada cc y no 10), ajustar a la cifra par superior, es decir, en vez de 2,1 cc contar 2,2 cc, o en vez de 1,7 cc añadir 1,8 cc.
NOTA 2: Si quisiera hacerlo con exactitud, debería preparar la dilución retirando previamente de la solución base el volumen que le va a añadir de lejía. Es decir, que si va a añadir 2 cc de lejía a 100 cc de solución base, previamente retiraría 2 cc de solución base y después añadiría los 2 cc de lejía. Sin embargo en la práctica no es necesario hacer esto salvo que partiéra de lejías con concentraciones muy bajas.
• Llene el recipiente con la mezcla preparada en los dos pasos anteriores con la cantidad suficiente para cubrir por completo la pieza, muy importante que no quede parcialmente sumergida por el riesgo de formación de depósitos en la interfase.
• Espere 20 minutos con la pieza completamente sumergida. En los protocolos de desinfección no se suele hablar de más de esos 20 minutos y a partir de ese tiempo ya empezamos a existir peligro por el lado de la corrosión. En casos especiales se podría alargar el tiempo hasta una hora, pero nunca más allá.
• Extraiga la pieza del recipiente
• Enjuáguela rápidamente con agua bajo el grifo un par de veces y sumergala completamente en agua durante unos minutos puedes cambiar el agua una o dos veces y repetir en proceso de inmersión en agua si esta tratando una pieza complicada. La idea es retirar del todo tanto el ácido clorhídrico como el hipoclorito sódico para evitar posibles corrosiones.
Es un procedimiento muy sencillo: solo hay que diluir dos cosas y luego mezclarlas. Lo que puede asustar es que hay que calcular las proporciones en función de la concentración del salfumán y la de la lejía que vayamos a utilizar, pero como ve, la fórmula es la misma para los dos casos (además de que es una fórmula tan sencilla que no haría falta ni escribirla para calcularla de cabeza). Fácil.
Advertencia sobre el hipoclorito sódico:
Los vapores desprendidos en esta reacción son tóxicos, se libera gas cloro que es muy irritante. Con estas proporciones y volúmenes esta en unos márgenes de seguridad muy amplios, casi seguro que mucho mayores a los de un simple fregado con lejía de cualquier baño o cocina, pero por si acaso haga la preparación en un lugar muy bien ventilado, como una terraza, balcón o por lo menos en una habitación con dos salidas de aire y este atento a los olores y al picor de ojos: si huele muy fuerte a cloro típico olor de piscina u le pican los ojos, salga de la habitación y espere unos minutos a que se ventile, ya que los reactivos pueden esperar un buen rato sin usted
Esta fórmula puede resultar algo agresiva para aceros no inoxidables muy altos en carbono como los de navajas de afeitar antiguas. Algunas personas han descrito aparición de puntos oscuros superficiales durante la inmersión. En todo caso si quiere emplearla, este atento vigilando el aspecto de la hoja y si ve algún cambio, simplemente sáquela y enjuáguela bien en agua corriente un minuto para segura que no queda reactivo. En todo caso el efecto sería superficial y fácilmente tratable con cualquier pasta de pulido o simplemente frotando con un paño, pero de todas formas se recomiendarpara estas piezas, es decir para su parte metálica, las cachas ya son otro tema, el uso del método del alcohol etílico y la povidona yodada.
Los métodos se han de emplear tal y como se comentan en los apartados específicos sobre cada uno. En el caso del alcohol solo, la clorhexidina y la povidona yodada sola, imaginaríamos una inmersión completa por unos veinte minutos en estos medios, tiempo que en los dos últimos productos sería excesivo y que ya podría dañar a los materiales -especialmente en el caso de la povidona yodada, que literalmente se “comería” en ese tiempo el brillo de prácticamente todos los metales.
Explicación de los efectos antimicrobianos de los distintos métodos
A primera vista la tabla puede dar la impresión de que los compuestos de Amonio cuaternario y aminas terciarias (he puesto el Darodor Sinaldehyd 2000 porque es con el que estuvimos haciendo pruebas, pero el Instrunet FA es a efectos prácticos la misma fórmula clavada, así que todo lo que se dice de uno se debería poder extrapolar al otro) son mucho mejores que los métodos caseros, pero lo cierto es que esas fórmulas comerciales profesionales destacan especialmente frente a microorganismos que son menos preocupantes, para nuestro caso concreto de desinfección de navajas usadas, que aquellos otros que sí serían ya de más alto riesgo
.
Para el caso de los virus y de las bacterias más comunes, las tres fórmulas principales: Aminas-amonio, hipoclorito sódico, etanol-povidona, son casi equivalentes, aunque en caso de que los materiales las soporten se debería ir a por la del hipoclorito para cubrir al 100% este sector.
El caso de las micobacterias, los hongos y las esporas bacterianas es un poco más complicado: todos ellos son microorganismos muy resistentes, tanto a factores ambientales como a los desinfectantes, pero las enfermedades que pueden producir son ya de una incidencia relativamente baja y, aunque en la vía de transmisión sangre-sangre se puede contagiar absolutamente de todo, en la práctica epidemiológica son vías muy, muy atípicas.
Si se limpia a conciencia la navaja asegurándose de que no hay restos de materia orgánica ni depósitos calcáreos o de jabones, con la desinfección con alcohol y povidona o, aún mejor, con el hipoclorito sódico, se alcanzan unos márgenes de seguridad muy grandes como para quedar suficientemente tranquilo.
En la tabla se ve como las dos fórmulas caseras son tan capaces como cualquier otro desinfectante contra las bacterias “comunes” las Gram positivas y las Gram negativas, llamadas así por tener -o no tener- una cubierta protectora que se tiñe con la tinción de Gram. O sea que por aquí no hay problema.
Lo mismo se puede decir con todos los virus si bien es cierto que contra los lipídicos -algo más resistentes- el alcohol etílico es un poquitín menos potente que el hipoclorito sódico, pero a efectos prácticos esto ya es casi una sutileza. Tampoco hay problema ninguno por este lado.
Las micobacterias son algo menos afectadas por las fórmulas caseras, pero aún así no se salen ni mucho menos de rositas y la verdad es que las enfermedades por estos patógenos son rarillas: de las que pueden sonar solo están la lepra y la tuberculosis, las cuales no es que sean precisamente frecuentes.
Los hongos también son atacados en un grado muy aceptable por las fórmulas caseras, aquí la de hipoclorito aún más que la de etanol, pero es que normalmente no afectan a nivel sistémico o sea, que no afectan de forma general, que no contaminan todo el organismo, por así decirlo, así que es complicado que vaya ahora a adquirirl a ese nivel por esta vía del afeitado. En todo caso el riesgo sería más alto de inocularnos nuestros propios hongos que ya tenemos en la piel de forma natural que de cogerlos de terceros. Para pillar una enfermedad producida por hongos que pueda producir un riesgo de salud serio, habría que tener una inmunidad muy bajita, bien por enfermedades graves o por tratamientos farmacológicos muy agresivos para patologías tirando a gordas.
Las esporas son algo muy difícil de destruir por los desinfectantes. El hipoclorito sódico a esta concentración y tiempo de exposición no consigue eliminar a la mayoría, el etanol todavía menos, pero el riesgo de infectarse por esta vía es algo muy bajo por las características de las enfermedades que producen. Antrax. Rarísimo en humanos
Botulismo. Casi lo mismo: produce síntomas graves en muy poco tiempo
Tétanos. Éste como del anterior es más fácil cogerlo del ambiente que de otra persona, debería estar debidamente vacunado
Colitis pseudomembranosa. Lo normal es que se padezca por alteración de la flora bacteriana propia y en todo caso las formas de resistencia (esporas en este caso) deberían estar en el tubo digestivo, así que como no empleemos las maquinillas para afeitarnos zonas realmente raras
Gangrena. Otra que sería más fácil pillar del ambiente en una herida infectada que de otra persona, la cual a su vez tampoco estaría muy preocupada por afeitarse en esos momentos más bien tirando a complicados, me temo.
Y si pese a lo dicho aún les otorgamos un cierto halo místico de semi-invulnerabilidad a estas formas de resistencia, decir que, en efecto, las esporas bacterianas son solo eso, formas de resistencia ante el medio y que por lo general solo se desarrollan en circunstancias muy concretas. En otras palabras, que un individuo contaminado por una infección por esas bacterias capaces de desarrollar ese método de resistencia, muy difícilmente se va a poner a producir esporas que pasen a una navaja. Lo normal es que por esa vía (corte en la piel con sangrado) solo hubiera bacterias normales y corrientes en juego, sin haberse puesto en situación de producir forma de resistencia alguna, y eso como podéis ver por las tablas, todas nuestras soluciones antisépticas pueden manejarlo más que de sobras.
Se explica todo esto para insistir en lo difícil que es contraer alguna de estas últimas enfermedades, pero también para subrayar que con una adecuada limpieza a fondo, por ejemplo con un detergente lavaplatos líquido y un cepillo de dientes viejo, con varias pasadas enjuagando muy bien entre ellas y una desinfección tal y como se expone anteriormente, es muy improbable coger nada malo.
Evidentemente si hace esa desinfección tal y como se comentó con los métodos caseros, se elimina prácticamente el riesgo de infección por bacterias y por virus, que a día de hoy son los responsables del 99% de las cosas que le deberían preocupar.