Como ya he comentado en otro hilo, el otro día un amigo llegó a casa con una bolsa con unas chuches para mí.
A parte del navajero y del cuenco en la bolsa había otro objeto.
Creo que podríamos llamarlo kit de viaje para el navajero, y poco a poco vamos a ir viéndolo.
Se trata de un armazón de madera, en el que en la parte superior se puede apreciar una tira de cuero, que hay que reconocer que se encuentra en un estado bastante malo, con infinidad de cortes y deshidratado.
Aquí una foto del cuero
Y aquí una foto más detallada del estado en que se encuentra.
Este cuero se encuentra, como se puede ver en la segunda foto, sobre un pequeño armazón de madera. Pues este armazón tiene unos raíles, creados en la misma madera, que hacen que la parte del cuero se desplace, e incluso se separe del conjunto, dejando a la vista una piedra.
Como mi ignorancia es infinitamente más grande que mi sabiduría, desconozco que tipo de piedra será, si bien quiero pensar que se trata de una piedra para acabados, porque doy por hecho que al tratarse de un kit de viaje no va a hacer falta una piedra basta, sino más bien una piedra de grit alto para después dar unas pasadas por cuero y afeitarse.
Como podeis ver la piedra también presenta daños significativos.
Pero no queda ahí la cosa. Si giras el armazón de madera, poniendo el cuero en la parte de abajo, queda a la vista otra tapa, también deslizable.
Que al deslizarse deja paso a un hueco en el que, ¡hay una navaja!
Una Beter Mano Negra llena de polvos de talco, como después me diría su anterior propietario.
Como mi instrumental es de gama alta puedo decir que la hoja mide 22-23 mm o algo así.
Lo que sí puedo decir es que la navaja no es la original del conjunto, no pudiendo saber si en su origen el kit venía con alguna navaja o se vendía para que el propietario pusiera la suya.
¿Cómo se que no es la original? Pues fijándome en las cachas de la navaja, que en el extremo de la punta de la navaja han sido modificadas, diría que limando hasta que se rebajó el suficiente material para que entrara en el hueco del kit.
Ahora os cuento la pequeña historia que me contó su anterior propietario, un barbero militar retirado hace ya varias décadas. Se que pasa de los ochenta años, pero no se cuantos.
Según me dijo, este kit fue propiedad de su padre, y después de él, aunque nunca lo usó. Su padre también era barbero, y cuando tenía cerca de los treinta años viajó a Cuba, donde se hizo con este kit, comprándolo de segunda mano.
Si tenemos esto en cuenta estaríamos hablando que este objeto podría tener alrededor de cien años de antigüedad.
Escribiendo esto me acaba de entra la duda de si será un kit de viaje o por el contrario será un kit para que el barbero se desplazara a los domicilio para afeitar a la gente, y de ese modo tener siempre con él una piedra de terminación, un cuero para asentar y una navaja para afeitar.
Ya para finalizar os voy a contar como me dijo que comprobaba si la navaja estaba bien afilada y si era de buen acero. Y quiero que conste que yo he visto hacer estos dos procesos que describo y no es sólo lo que cuenta alguien. No es lo mismo escuchar que ver.
Primero lo del acero que es más simple. Cogía la navaja, la abría y la sujetaba por la espiga. Después le daba una “toba” o golpe con el dedo en la punta, y escuchaba el sonido que hacía. Cuanto más acampanado era el sonido mejor era el acero y por ende la navaja.
Y ya para terminar os digo que a mí se me quedo cara de tonto al ver como sabe si la navaja está afilada. Coge la navaja y la abre, poniendo en el mismo plano la hoja y las cachas. Después abre la boca y saca la lengua, para acto seguido darse unos golpes en la lengua con el filo de la navaja (espelúznate verlo).
Además como digo puedo confirmar que lo hace así y que sabe distinguir si la navaja está afilada o no, ya que hicimos la prueba, llevando yo varias de mis navajas, unas están afiladas y otras no, y sin mirarlas supo decirme cuales estaban para afeitar y cuales no. Creo que no hay que decir que su lengua no sufrió ningún tipo de percance. Si os atrevéis probáis y me lo contáis, que yo no me atrevo.