Pues aquí dejo otro capitulo más de la interminable lista de maquinillas curiosas que una vez existieron y afeitaron a miles de personas dentro de la historia del afeitado clásico.
Esta vez le toca el turno a otra rareza de principios del siglo XX, la curiosa GRABHORN, más conocida como la maquinilla-bolígrafo, dado la forma tan peculiar de plegarse sobre sí misma y guardarse en su estuche, sistema que fue copiado por otras muchas maquinillas de afeitar posteriores. Así mismo los recambios-cuchillas se podían guardar en el mango de la misma, sistema que también fue copiado por otras maquinillas como la Pacific y la Wilkinson Kompakt, mucho más modernas.
La Grabhorn fue fabricada allá por 1909, en New Jersey, U.S.A. por Charles Grabhorn, de ahí su nombre. Dejo aquí la web de la patente de esta maquinilla por si a alguien le interesa informarse aún más:
https://www.google.com/patents/US917589
Esta maquinilla no llegó a comercializarse en demasía dado lo peculiar de sus cuchillas, únicas para esta maquinilla, lo mismo que ocurriera con otros muchos modelos, se acabó imponiendo las Gilletes de aquella época sobre todo por la mejor disponibilidad de sus cuchillas-recambio.
Pero eso no quita que se aprecie esta maravilla que una vez existió y que fue muy utilizada por los hombres de negocios de aquella época en sus viajes por la comodidad que les suponía guardarla en su estuche.
Dejo las oportunas fotos de rigor para que se aprecie esta maravilla:
Comentar ya que sobre unos 20 años más tarde, concretamente entre los años 1926-1927 (Modelo A) y años 1927-1932 (modelos B1, B2 y B3), el famoso fabricante de maquinillas Schick copió el sistema de la Grabhorn de poder plegarse sobre si mismo para estos dos modelos, aunque eso sí, los modelos de Schick no fueron tan estilizados ni elegantes como la Grabhorn.
Dejo aquí las fotos para que se aprecie de lo que hablo:
Schick Modelo A (1926-1927):
Schick Modelos B (1927-1932):
El sistema de plegado era idéntico, salvo que para las Schick se necesitaba su famoso “injector” para colocar las cuchillas cosa que para la Grabhorn no hacía falta.