Bueno! estoy ansioso por empezar a participar en este foro, esa ansia de estar mucho tiempo mirándomelo de reojo, leyendo foros, viendo vídeos de @racogon que me han fascinado,
y llevando mucho tiempo a escondidas en esto del afeitado clásico, desde que hace unos 10 años me hice con una Merkur Progress después de leer y leer en el foro “Afeitado Clasico”.
Sin embargo a pesar de que conseguí con eso dejar a un lado las odiosas desechables y lanzarme a lo “viejuno” con orgullo, no conseguía hacer que me apeteciera afeitarme. Ya no sentía irritación de piel ni rojeces, pero… La Toja en barra era algo que no me estimulaba, pero no salía de ahí, comprándola en el mercadona cada vez que la terminaba.
No ha sido hasta hace un mes que, siendo aficionado a los perfumes masculinos me pregunté si había perfumes en los jabones que me pudieran llevar a desear afeitarme y no dejarlo sólo para los sábados. Y sí, me he llevado una grata sorpresa porque, así como hace 10 años se sacudieron mis cimientos, durante este mes se han vuelto a sacudir, descubriendo un mundo fascinante de aromas, texturas y demás aderezos que han hecho que afeitarme sea el momento más agradable del día.
Supongo que compartiréis conmigo que esto nos lleva a ciertas obsesiones. En fin, yo no vengo de nuevas a esto. Hace tiempo, años, me dedicaba a… no diría coleccionar, pero si tratar de tener el mejor cuchillo de bushcraft (vaya, el monte de toda la vida) y me leía foros, veía vídeos y demás. No era de comprar mucho (también me controlo la compulsión) pero pasaba largas horas estudiando los diferentes pormenores de los aceros, las fabricaciones y demás “nimiedades” para el mundo profano, pero que para mi eran una fuente de distracción, placer y obsesión que seguro que muchos entenderéis.
Luego vinieron los relojes, he tenido unas cuantas docenas, suizos, mecánicos, divers… en fin, buscaba un santo grial, algo que me hiciera decir, “ya está”. Y pasaron muchos por mis manos pero se iban en busca de otro que parecía mejor, más interesante, más particular, con más historia. Hamilton, Omega, Longines incluso Rolex entraron y salieron. Llegué a tener unos cuantos, demasiados y poco a poco iba viendo cuales eran los habituales que me acompañaban en la muñeca y cuales se quedaban decorando la estantería por muy monos que fueran. Ok, decidí que eso había que terminar y vendí mi arsenal, me quedé con dos y el de mi abuelo; me quedé con un Casio 5000 para salir a hacer el bestia por ahí y un Grand Seiko Spring Drive Diver Stainless Steel SBGA229 que ya forma parte de mi muñeca. Me encanta, no sólo porque me parece perfecto en relación calidad precio, sino porque lleva lo suficiente en mi muñeca como para ya no ser simplemente un reloj, sino alguien que me ha acompañado en experiencias que se quedan de alguna manera marcadas entre sus manecillas hipnóticas.
De ahí pasé a tratar de dejar de fumar y llegué al vapeo y lo conseguí. Una maravilla de productos y tecnologías básicas volvieron a pasar por mis manos. Mods mecánicos, electrónicos, resistencias, baterías, atomizadores, RDAs etc… Terminé haciendo mis propias maceraciones, mis propios aromas y líquidos. Ahora soy un hombre feliz y sin ninguna intención o deseo de pegarle una calada a un cigarro. Hace mucho tiempo que ya no vapeo con nicotina y se ha convertido el echar bocanadas de vapor en una agradable muestra de relax, un agradable momento donde degustar olores y sabores. Entre todos los mods y demás artilugios me quedé con los mecánicos, esos recios, de resistencias fabricadas. Tengo dos Mods Kennedy Vindicator, que tiran con pilas 21700 (bestias) bien cuidados y pulidos donde el cambio de algodones para impregnarlos de E-liquidos es un ritual habitual antes de leerme un buen libro. En esta aventura me ayudó un foro memorable, el del Mono Vapeador, y sus buenas reseñas en youtube.
Y aquí me hallo, con vosotros ahora, quizás buscando pistas para lograr ese ritual del afeitado que creo que necesito para sentir que hago cosas por mi, no sólo trabajar y ganar dinero, sino cuidarme, ese espacio íntimo donde decido que jabón me ayudará a dejar mi piel como CDB y que after shave pondrá la guinda del pastel. Ese momento de mirarse al espejo, reconocer las imperfecciones de la pies, el paso de los años y limpiar, rasurar y embellecer.
Me parece una empresa muy noble y muy caballeresca, así como me parece un legado muy masculino, ahora que la masculinidad está no se donde, quizás buscándose entre lo viejo y lo nuevo, con los cimientos del pasado tambaleando.
El afeitado es de esas cosas que uno recuerda quizás vivamente cuando tu padre te decía “Hay que afeitarse” quizás es el comiendo de la etapa de transición entre niño y hombre, afeitarse y rasurarse. Esa cosa que de pequeños vimos a nuestro padre hacer y que ya nos toco hacer a nosotros. Con ello vinieron muchas cosas y como tal, no sólo es un ritual, sino un símbolo, quizás incluso, una relación paterno/filial, no sólo para quien la haya tenido, sino que, como a mi, buscamos ese encuentro. Nunca tuve un padre presente y a veces fantaseo con ese legado varonil del “hay que afeitarse” que quizás quien lo ha vivido, ni es agradable ni es admirable. Seguramente no sería tan poético como lo es en mi cabeza, pero para mi, con cada afeitado ritualizo ese encuentro entre el yo niño y el yo padre. Ese tomarse tiempo, ese espacio de concentración, ese espacio cueva tan masculino…
Y esas cosas me traen aquí, quizás viendo desde fuera que esta es una tribu que tiene algo que me apetece tener, que esta camaradería llena un espacio que no ves que necesitabas hasta que encuentras lo que lo puede llenar.
Así pues, agradecido estoy de escucharos, leeros y de alguna manera formar parte del lugar, intercambiar conocimiento, probar y compartir aventuras exploratorias en ese espacio tradicional del afeitado clásico.
En este mundo fast food a veces necesito volver a la cueva, buscar qué aromas pide mi cuerpo, qué jabones van a cuidar mejor mi piel, qué cuchilla será más suave pero no por ello no menos efectiva y qué bálsamo nutrirá mi piel quizás dolorida, para salir luego al mundo y vivir. Toda una metáfora.
Disculpad si mi presentación os roba mucho tiempo de lectura, es lo que tiene un lunes de resurrección sin nada que hacer.
