En la RAE también cometen errores. Recuerdo los libros de Anaya de la Segunda Etapa de la EGB, escritos y supervisados por Lázaro Carreter, donde mis maestros le pillaron alguna que otra mala argumentación sobre sintaxis. Imagina si las reglas las hicieran profanos de la materia.
Hay consejos para no usar anglicismos, pero siendo pragmáticos, dudo mucho también que una reponedora de un supermercado o un camarero sepan qué es un pan para hacer emparedados, pero sí para hacer “sanwiches”.
Por desgracia me pilló la época donde en las papeleras había que vaciarlas con bastante frecuencia, donde el Tipex era horroroso y el procesador de texto era solo para unos pocos. Ahora existen correctores ortográficos de texto. Puedes editar o rectificar sin que la papelera se entere. En nuestra época el tachón significaba que la nota te bajaba sin piedad.