A mí me funcionan o bien o muy bien, pero ya no los uso debido a dos motivos:
-
Hedonismo: nada que ver con los aromas de muuuuuuuuchos jabones y cremas, amén del placer derivado del uso de la brocha, en cara y/o bol. Es otro mundo, simplemente.
-
Ecologismo: siendo perfectamente consciente de que existen muchas más variables, el necesitar tal cantidad de metal, plástico, gases, procesos de fabricación y producir ese residuo (no olvidemos que el reciclaje es “paliativo”) para estar afeitándome un mes me parece un exceso.
Abrazo!!