Revisión: Diver Down (jabón)

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En mi eterna búsqueda de jabones de afeitado con notas florales prominentes, que no meras comparsas en acordes rudos y toscos, las más de las veces, conformados por tonos oscuros especiados, de maderas rugosas y nudosas, así como tachonadas de resabios aromáticos, me acerqué a este Diver Doom de Phoenix Artisan Accoutrements, ya que contaba con la nota de nardo en su composición. Aunque bueno, ya barruntaba que la flor no estaría presente, contando con la descripción que pude leer de la fragancia presente en este jabón, y todas las notas que acompañaban a este supuesto nardo. Lo supe inmediatamente, ya que cometí el error de leer las notas en un comercio online español, donde listaban el nardo tal cual, pero en la página oficial de la compañía lo refieren más correctamente como spikenard, es decir, nuestro espicanardo. Y son cosas harto diferentes. Con todo, decidí adquirir este Diver Down, porque también me interesan los jabones dotados de este tipo de aroma, que gravitan en torno a la familia de fragancias similares al Bay Rum más clásico, si bien este presenta algunas diferencias, como veremos. Pero volvamos al nardo y el espicanardo. Ahora es cuando me pongo serio.

Vengo observando desde hace tiempo que no pocas personas tienden a confundir el nardo con el espicanardo, también conocido desde tiempo inmemorial como nardo. No es de extrañar que algunos de nosotros pudiéramos trocar el uno por el otro denominándose de la misma manera, está claro, pero son hartos diferentes, como aprenderemos una vez conozcamos su procedencia, taxonomía e historia.

Vamos punto por punto, y primero de todo daremos unas pocas pinceladas sobre el nardo (agave amica), de flores hermosas, níveas y perfumadas, también conocido como Vara de San José, Carlos Linneo describió la especie por primera vez en Species Plantarum (1753), arrogándole el nombre de polianthes tuberosa. Estudios recientes, tanto morfológicos como filogenéticos, han demostrado que la polianthes tuberosa pertenece en propiedad al género agave, denominándose más específica y correctamente agave amica (Rafaël Govaerts y Joachim Thiede). Así que, en propiedad, deberíamos dejar de referirnos al nardo como tuberosa.

Ahora vamos con el espicanardo (Nardostachys jatamansi) que, aunque no lo crean, tiene una historia tras de si aún más rica, hundiendo sus raíces en los mismísimos textos bíblicos. Es una planta de origen indoeuropeo, oriunda de China, regiones del norte de la India y el Nepal. Pertenece a la familia de las Caprifoliaceae, aunque anteriormente estaba catalogada dentro de las Valerianaceae. Desde tiempos remotos se ha valorado mucho por su fragante aroma, comerciándose con su aceite ya en época de Jesucristo, como veremos más adelante, pero ya se encontró espicanardo en la tumba de Tutankamón que, como bien sabrán, fue una faraón egipcio de la XVIII Dinastía que murió en 1325 a.c. Ya en aquellas fechas el nardo se transportaba desde oriente guardado en receptáculos de alabastro, cuidadosamente empaquetado y preservado dado su alto coste, sólo al alcance de los más pudientes. De hecho encontramos otra referencia explícita de este material en la Biblia, primero en Cantares 1:12 y más adelante en Cantares 4:16. En la primera referencia leemos: mientras el rey estaba en su reclinatorio, Mi nardo dio su olor. Y en Cantares 4:14-15. Este espicanardo o nardo se conocía en hebreo como nêred, “nardo”; en griego nárdos pistikós o νάρδος, “nardo puro”; en arameo nardin y en sánscrito nalada. Pero sin duda alguna, la referencia harto más conocida de esta planta en los textos sagrados la encontramos en el evangelio de Juan, el famoso episodio en la casa de María de Betania, hermana de Lázaro. Después de la milagrosa resurrección de éste, Jesús es invitado a una cena en la cual María da fe de su absoluta devoción por Jesús.

«María, pues, tomó una libra de perfume muy caro, hecho de nardo puro, le ungió los pies y se los secó con sus cabellos, mientras la casa se llenaba del olor del perfume.» (Juan, 12:3).

En el evangelio de Marcos encontramos más detalles al respecto, pues se pone precio al perfume de nardo contenido en el alabastro, nada menos que 300 denarios, una suma muy considerable, equivalente al sueldo de todo un año de un obrero.

Luego encontramos en el evangelio de Lucas un pasaje similar, pero esta vez emplazado en la casa de Simón el fariseo, cuando Jesús es ungido también con perfume por María Magdalena, en un pasaje que resulta en una parábola preciosa en su mensaje y que de seguro conocen y que, con el propósito de no abrumarles, prescindiré.

Este espicanardo posee un olor especiado, de maderas fragantes y jugosas, de esas enramadas recién cortadas que supuran vida en forma de golosos goterones de savia pegajosa. Es un olor celestial, sacro, que junto al incienso y la mirra, nos unen con una tradición judeocristiana de dos mil años de antigüedad. Y es este espicanardo, precisamente, el que encontramos en nuestro Diver Down, junto al pino de Jerusalén (pinus halepensis, más conocido por ser nuestro pino carrasco, también llamado pino de Alepo), un acorde de ron especiado, mirra, lavanda y canela, según especifica el fabricante. Esta fragancia, inserta en la fórmula CK-6, es un homenaje a la legendaria línea de cuidado masculino Seaforth. Y aquí tenemos, de nuevo, que bucear en la historia.

A fines de la década de los treinta, Alfred Douglas McKelvy comenzó a desarrollar una línea de cosméticos masculinos. En 1938, fundó Alfred D. McKelvy Company en Minneapolis, Minnesota, alumbrando la que sería la famosa línea de cuidado masculino Seaforth. Esta iniciativa empresarial del señor McKelvy de seguro trataba de emular el éxito cosechado por los productos de la empresa Early American Old Spice, que gozaban de gran fama y predicamento.

Seaforth siguió el modelo de Shulton, propietario de Old Spice, de varias maneras. Primero, tal cual hiciera Shulton, la gama Seaforth incluía una taza de afeitar, una loción para después del afeitado, colonia, talco y jabón, pero pronto agregó un desodorante y luego un apósito para el cabello (1941) que contenía Tanniform, un tipo de ácido tánico que actuaba como estimulante del cuero cabelludo. También utilizó recipientes de cerámica para su producto líquido. En segundo lugar, McKelvy, elegiría cuidadosamente el nombre de su empresa, para que resultara evocador y, en cierta manera similar al de la competencia, de ahí el nombre de Seaforth Highlanders, en realidad un regimiento británico de infantería establecido en 1881. En tercer lugar, fijó sus precios equiparando los mismos con los propios de los productos Shulton.

Ahora vamos con la famosa fragancia de los productos Seaforth, que es lo que nos interesa aquí, y la propia que trata de emular este producto de PAA. Según podemos averiguar, el aroma elegido para la gama iba a ser crucial para que los hombres se decantaran por los productos de su catálogo, por lo que se dedicó una gran cantidad de tiempo y esfuerzo a seleccionar la fragancia firma. Originalmente la misma recibió el nombre de Heather and Fern. En 1954, se convirtió en Scotch Heather y al año siguiente simplemente en Heather. El proceso de desarrollo de la fragancia fue arduo y costoso, experimentando con cientos de combinaciones de tres aromas centrales en un poderoso acorde fresco y herboso: brezo, helecho y turba, descartándose docenas de combinaciones. Y entonces McKelvy ideó un método muy singular, en realidad una encuesta abierta y pública para recabar la opinión del cliente objetivo de sus productos. Verán, este empresario ingenioso, llegó a un acuerdo con la compañía de telégrafos para colocar muestras de sus jabón, etiquetadas con una letra clave, en varias de las más importantes oficinas postales del país. A los hombres que enviaban telegramas se les pedía que indicaran su elección conforme a las muestras de olor disponibles. De varios miles de votos emitidos, uno de ellos recibió una abrumadora mayoría de los mismos, convirtiéndose en el legendario aroma Seaforth.

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Para no abundar en exceso y aburrirles, decirles que, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, durante los años cuarenta, los productos de la empresa pasaron a ser muy populares, consumiéndose en grandes cantidades según los hombres del país eran movilizados en masa para participar en la contienda. Para 1941, meses antes del ataque sobre Pearl Harbor, al empresa fue adquirida por el gigante Vick Chemical Company. Tras el fin de la guerra, la compañía sufrió varias vicisitudes, entre las que contamos la marcha del propio McKelvy que, aún tras la compra de Vick prosiguió al mando de su compañía. En 1958 Vick decidió vender Seaforth a Chesebrough-Pond’s. Más tarde, tras reorganizar la línea, la misma fue vendida a Mary Chess, y más tarde a Nestle-LeMur, que por entonces también contaba con el popular catálogo de productos Pinaud. En manos de Nestle la firma languideció en favor de Pinaud, reduciendo ostensiblemente el catálogo. Para principios de los ochenta apenas se vendían productos de la que, otrora, fue una de las más importantes marcas de cuidado masculino ahí fuera.

Y bueno, aquí que esta compañía, Phoenix Artisan Accountrements vuelve a la carga con este Diver Down para homenajear a tan augusta leyenda y, recuperar así gran parte de su legado. De hecho no es la única compañía que ha hecho lo propio, pues otra empresa, Spearhead Shaving Co. está haciendo algo similar en una línea de jabones de afeitado, entre otros productos, basados en el legado de Seaforth original. Lamentablemente no he probado nada de la línea de Spearhead, y no creo que lo haga, porque este aroma no es que me guste especialmente, y con este Diver Down tengo ya de sobra para recrearme, en lo que entiendo como una representación muy cercana del mismo. Confieso que no he olido los Seaforth originales, así que no sabría decirles, pero por lo que leído, la fragancia es muy fiel. En realidad, y ya basando mi análisis en lo que yo huelo en Diver Down, su perfume es una variación sobre el clásico Bay Rum, eliminando la sempiterna y molesta nota de clavo, incluyendo el espicarnado, notable, y bajando muy perceptiblemente el aporte de canela (una nota que si se emplea en perfumería de manera atolondrada tiende, dada su protervia, a emascular o ocluir todo lo demás). Esta combinación, más el pino, otorgan a Diver Down un aroma inicial a linimento muy intenso, y para mí, si les soy sincero, un tanto picudo. Ni siquiera la mirra, que por resinosa y untosa habría servido para dulcificar su pirámide, sobre todo en su parte nuclear, ayuda a suavizar este tono medicinal. Sin embargo, una vez removemos el jabón para aplicarlo, aparecen las notas herbosas aciduladas que permanecían ocultas, resplandeciendo y aportando el consabido toque aromático que echaba en falta. Con todo, es un perfume especiado muy particular y característico que, de alguna manera, nos resulta familiar y cercano. Aunque, si les soy sincero, no termina de gustarme. No es que no esté conseguido, recordemos que es una emulación de algo pretérito, es que no casa conmigo, que soy de natural tendente a olores florales, raro que es uno.

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Otra cosa que me gusta mucho es la ilustración licenciada empleada en el tradicional tarro de plástico presente en el producto, que muestra a dos buzos con escafandra. Sé que la he visto en algún sitio, por eso digo que es licenciada, sino empleada gracias a una licencia libre o porque la misma obre en el domino público. Estoy casi convencido que esta ilustración la he visto en un recopilatorio de portadas de revistas masculinas de los 50, 60 y 70, publicaciones pulp míticas como Man’s Story, Men Today, World of Men, Man’s Epic, Argosy, Eerie Stories, True Adventure o Saga, con ilustradores de la talla de Norman Saunders, Earl Norem, Bruce Minney, Norm Eastman, Gil Cohen, Mel Crair, Basil Gogos, Vic Prezio entre muchos otros, sin olvidarnos de James Bama o el mítico Mort Künstle. Y fíjense que apenas he tardado en localizarla, pues resulta que apareció como portada en el número de noviembre de 1954 de la revista Saga, siendo una obra original del renombrado Ed Valigursky. Así que espero que sea licenciada, entonces, y no la hayan empleado sin permiso a las bravas, algo que tampoco me extrañaría y que he visto ya en no pocas ocasiones. A mí, como autor, me gusta que se cite a los artistas, qué mínimo como gesto de cortesía, y con más motivo en alguien cuyo trabajo es recordado por muchos. En fin… Les dejo una captura de la portada original y del señor Ed Valigursky, como reconocimiento.

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Sé que esta no es una reseña al uso, y sabrán perdonarme, estando ustedes acostumbrados a reseñas más centradas en las posibilidades mecánicas, si me permiten, del jabón, con esas cosas que les leo sobre lo untoso de su espuma, deslizamiento, aporte de agua, facilidad y calidad de espuma y demás. Les confieso, aunque sea algo herético poner esto por aquí, que para mí es algo secundario, porque como amante de la perfumería clásica, siempre priorizo la fragancia sobre lo demás. Bueno, obviamente el espumado y su calidad es importante, y lo único que puedo decirles al respecto es que esta cosa dispone de buen desempeño en su composición, asegurándonos un afeitado de calidad, suave, deslizante y propiciador. Creo que conocen de sobra las cualidades de esta fórmula CK-6 de la marca, así que no tengo mucho más que añadir. A día de hoy, es de mis casas favoritas, y creo que tengo más jabones de PAA que de ninguna otra empresa, dada la calidad de sus fragancias, especialmente las presentes en Gondolier, Dapper Doc’s y Cad.

Espero no haberles aburrido. En ese caso, mis disculpas.

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Muchas gracias por esta reseña. Una verdadera lección :clap::clap:

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Muchas gracias por la revisión.

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Buena revison!!

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Gracias por la revisión, muy interesante.

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Muchas gracias por la revisión, Pedro. Me ha resultado súper interesante

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Muchas gracias por compartir Pedro

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Gran revisión, una lectura interesante y entretenida :ok_hand:t3:

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Muchas gracias por la revisión!!!

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Gracias por la revisión.

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Muchas gracias.

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Muy interesante. Muchas gracias

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Muchas gracias
Buena revisión

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Muchas gracias por la revisión :ok_hand:t3:

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Muchas gracias por la revisión. Muy interesante.

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Muy interesante, gracias por la revisión :+1:

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Un trabajo excelente. Gracias

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Muchas gracias por la revisión!

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Muchísimas gracias compañero por esta revisión tan interesante y detallada.

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Lo he encontrado muy interesante todo. Muchas gracias por el aporte

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