El sábado estuve con mi contraria en el mercado de antigüedades de Estremoz (Portugal) y me compró una navajina.
Hace años se encontraban buenas navajas en los rastros y mercadillos de antigüedades pero ahora si quieres una navaja te tienes que conformar con una de lata…
Cuando vamos a los mercadillos en “modo caza” vamos por separado porque cada uno buscamos cosas diferentes.
A la hora o así de estar trasteando por todos los puestos de cosas viejas recibo de ella una foto por WhatsApp con una navaja toda oxidada, morroñosa encima en tamaño 4/8 diciéndome que me ha comprado una navaja muy “cuca”…
Cuando llegué a casa les di una buena sesión de lija empezando con 1000 y terminando con 3000, tras ello un pulido final con quitarañazos del feu-vert para darle un poco de brillo a la hoja.
Un reavivado de filo a la antigua usanza con una cotícula belga jugando bien con el barrillo y unos 100 pases con un asentador de ballesta y un cuero sencillo de vaquetilla limpia para dejarla bien suave.
Sólo con eso le dejé el bisel bien afilado y tan pulido que parecía un espejo, hice una prueba en el brazo y cortaba los pelos casi antes de rozarlos con un “clink” muy sugerente cada vez que saltaba uno.
Esta mañana me afeité con ella, la noté extraña en la mano porque estoy acostumbrado a las navajas más grandes, hay que guiarla un poco e ir tirando pues es muy pequeña pero lo cierto es que me ha dejado un CDB con una simple pasada a favor y otra a la contra.