Estoy de viaje con mi madre de 92 años. Pasando una semana en la playa para que ambos; pero en especial ella, nos aireemos un poco. ¡Le encanta el agua y pese a su edad pasa casi dos horas dentro del mar!
Para este viaje breve he traído apechusques muy básicos. Mi clon de la Feather Artist Club, un jabón ruso, Antesol y un resto maravilloso de After Rosa-Oud de Jabonman; ¡ah! y una brocha sintética de DScosmetic con la que por cierto también suelo enjabonarme el cuerpo en la ducha…
Desde hace ya bastantes años, desde que descubrí lo bien que se le quedaba el pelo a mi Fox Terrier con el jabón Lagarto y lo que lo recomendaban algunos dermatólogos, comencé a usarlo yo también en la ducha; principalmente en mis viajes que en mi vida no han sido pocos… Pues bien, hoy se me ha ocurrido usar también el jabón Lagarto para cargar la brocha y afeitarme y…¡¡¡Divinamente oiga!!!
Digo esto porque como de todos es sabido que nuestra principal motivación es el ahorro… pues por dar ideas…
También debo confesar que disfruto con los contrastes. Hay veces que como supongo que nos ocurre a todos, me encanta perder tiempo en el baño… y no me pongo más potingues en la cara porque no se me ocurren; que si pre-shave, que si tal jabón, hammamelis, polvos de talco, loción, bálsamo…y no saco un abanico para refrescarme la cara porque no tengo; pero otras como en esta ocasión disfruto de lo básico y lo minimalista; casi asceta.
Me recuerda lo parco del neceser de nuestros mayores; de aquellos que pasaron una guerra y una postguerra y me conecta también con otras realidades distintas a la que hoy casi todos vivimos.
Me recuerda a cuando hice el camino de Santiago y llevaba esa pastilla de jabón Lagarto para ducharme yo y también para lavar la ropa en los albergues a los que llegaba cada día… por aquel entonces no me había dado aún por el afeitado clásico.
En fin. Disculpad por esta verborrea mañanera mientras espero que se levante mi madre…