Yo lo tuve! Qué máquina! Era cuando echaban la serie esa de camioneros, con Sancho Gracia…
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La recuerdo,llevaba un camión ,muy entretenida la serie.
También estaba el autobús,de rico,que seguro alguien de aquí la tenía,y era otro pedazo de vehículo rígido.
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El mío era más mazacote. Otro cacho de hierro 
Y luego el “mando” no tenía esa palanquita, eran unos botones más duros que la madre que los parió. Acababas con las yemas de los pulgares hecha polvo 
Como ese de la foto pero con el mando con cable:
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Ese también es muy chulo, se volvía uno loco,con tanta preciosidad de juguete
Era un Cadillac americano de la ostia.
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Dios mío @Maverick no te imaginas que recuerdos me has traído con esa foto. Te juro que estoy en el metro y casi me da por llorar delante de toda esta gente.
Ese juguete fue un regalo de mi padre cuando en unas navidades le salió un trabajo redondo y consiguió juntar un dinero extra.
De tanto uso lo fundi y ya jugaba solo con el coche sin el mando.
Me has alegrado el día. Gracias jajajajaja
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¿Qué os gustaba más de merienda?
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Buenas, ‘fguegon’.
¡Ostras, un ‘joyo’ con aceite y azucar o colacao!
¡Qué recuerdos!
Saludos y… ¡buen carcameleo!
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Me alegro.
.Que bien lo de tu padre,todo salió bien y tuviste tú regalazo.
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Estaba ricas esas meriendas
Yo me jalaba en un suspiro unos dulces parecidos a la fotografía,llamadas berlinas, rellenas de crema pastelera 
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De pequeño,a veces te encontrabas un trozo de estos de fibra de vidrio,y buscabas una buena cuesta para lanzarte,y llenarte de polvo,
tipo camicaze.
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Uffff!!! Aquí está el gran problema del deporte infantil. Siempre lo he dicho, la gimnasia de aquella época fue el gran escollo para el desarrollo del deporte. Un sistema anticuado que originó un rechazo absoluto a toda una generación.
Recuerdo que hasta que no practiqué artes marciales de más jovencito, el deporte era lo más parecido a una tortura.
Tuvieron que venir Indurain, las olimpiadas, para despertar a la sociedad española y ver que habia algo mas que las tablas de gimnasia en los colegios y el fútbol. De ahí en adelante, los chicos de oro del baloncesto, Nadal, Martin Fiz, Gómez Noya, etc.
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Una verdad como un piano.
Yo era un “gordito” marcado por el pavor a las clases de gimnasia. Aprobaba “llorándole” al profesor en junio, con la historia de que era la única que iba suspender y prometiéndole que iba a nadar en verano (cosa que no hacía).
Al igual que tu, ya a los 20 conocí el taekwondo, y a partir de ahí empecé a adelgazar y a interesarme el deporte. Luego, con las obligaciones laborales, me mantuve más o menos.
Ahora, jubilado y con tiempo, paso las mañanas en el GOFit, porque hago varias actividades y no me aburre. Y además, spa y sauna 
.
Es que ese coche valía una pasta. Supongo que el mío, como tantas otras cosas, saldría de unas dietas de mi padre. Pero eran “mono Reyes”, o sea, un regalo y andando.
Fermín @fguegon , mi merienda era el bocadillo con mortadela de ave (así le decían) que era baratita. Vaya usted a saber con qué harían aquello. Y, cuando había, con salchichón de Málaga.
El pan con aceite (y tomate y jamón) es lo que desayuno ahora.
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Qué recuerdos… En esa foto sólo faltan los mástiles y las cuerdas para subirte hasta el techo. Todo eso estaba exactamente igual en el gimnasio de mi cole, la Salle-Maravillas.
Luego ya nos apuntaban en los equipos del colegio de balonmano, baloncesto y fútbol en el que yo milité. Nos llevaban a entrenar 2 veces en semana al polideportivo de Moratalaz, y una vez nos entrenó el mismísimo Ladislao Kubala.
Cosas de los curas.
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Las cuerdas exactamente así.
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Si quieres golf, vente pá cá…
Un abrazo desde Marbella.
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Bien vives, Fermín.
Aunque veo que en Marbella el tiempo está como por aquí, la clásica “plasta malagueña”.
No apetece mucho salir al campo.
Por cierto, no lo comenté cuando hablábamos de deporte cuatro entradas más arriba. También juego al golf . Bueno, persigo a una bolita unos kilómetros 
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Recuerdo un chaval que vino de Huesca y era un fenómeno trepando a la cuerda. Yo no conseguía subir más allá del primer nudo.
Una castaña era la clase de educación física y no dejo de serlo hasta que fui a La Salle, allí sí que había tradición de deporte de equipo con sus pabellones de baloncesto, balonmano, voleibol.
A mí me salvó ir a kárate y entender el deporte como una disciplina pero sobretodo como una forma de disfrute personal, algo que me ayudó muchísimo a controlarme y a enfocarme.
Sobre bocadillos no sé si habéis conocido la mantequilla de tres colores o el tulicrem.
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