Pues tras dos afeitados con el Oriental Hit, me uno al carro y os comento mis impresiones. Antes que nada, quería agradecerle a @FranGTS su deferencia por enviarme sendas muestras del Oriental Hit y del Autumn Storm (además de una muy generosa cantidad de una versión beta del Oriental Hit) aún sabiendo que por diversas razones no le iba a encargar ninguno. Todo un detalle que espero poder corresponder con una valoración lo más honesta posible.
Tras haber podido probar el Tuscan Citrus, mis expectativas acerca de los jabones de Fran son altas, tanto en propiedades como en aromas. Como somos animales de costumbres, según han llegado los tarritos he metido la nariz en cada uno de ellos. No voy a entrar a valorar los aromas ni a analizarlos, pero sí voy a decir una cosa: está claro que Fran tiene un estilo suyo al mezclar aromas y eso es algo que se agradece. Te podrá gustar más o menos (hasta la fecha para mí el ratio de acierto con mis gustos es de 3/3), pero es una forma de trabajar los aromas reconocible. No tengo ni idea de a qué olerán sus próximas creaciones pero, de alguna manera, sé cómo serán. Complejos, cuidados y con personalidad.
Bien, al lío, empezaré por lo bueno para dejar paso a lo menos bueno después. Han sido dos afeitados a navaja, el primero con una navaja con la que aún no acabo de sentirme del todo bien y el segundo, con una que parece que me hubieran cortado el cordón umbilical con ella y luego me la pusieran debajo de la almohada, nos entendemos de maravilla.
El deslizamiento y la protección que ofrece este jabón son excepcionales. Aunque no es una espuma particularmente densa, o el acolchamiento no es exagerado, la navaja desliza en pases largos sin ningún problema. No solo eso, desliza en pases largos a contrapelo también, sin atrancarse. De igual manera te permite varios pases o retoques porque la protección que ofrece es de altísimo nivel, no notas que la cara sufra la agresión de la navaja. Sabéis que soy jodidamente exigente con el contrapelo y este jabón te permite abusar de tu propia cara a conciencia, las propiedades cicatrizantes e hidratantes son de primera.
Verdaderamente, desde el punto de vista del afeitado este jabón es una delicia.
Bien, vamos a lo malo:
Al igual que ocurría con mi jabón de referencia en la familia de las especias (hablo desde el punto de vista del aroma), el Piment de la Vie de Catie’s Bubbles, este jabón me irrita la cara. No me produce escozor (salvo cuando me aplico la espuma de confort), pero me deja la cara roja como un cangrejo, y con bastante sensación de calor. El primer día lo achaqué, queriendo no echarle la culpa al jabón de buenas a primeras, a que me tiré muuuuucho más de lo habitual con el aceite de argán que uso como pre en la cara, y que usé una navaja, como he comentado, con la que no acabo de congeniar.
Hoy he eliminado las dos variables, no ha habido pre y la navaja ha sido mi querida Palmerona. El resultado ha sido el mismo. Bien, no es molesto al no haber escozor, pero hay que mencionarlo. Por poner un ejemplo, no es un jabón que podría usar media hora antes de que lleguen los invitados, parecería que acabo de bajar de las pistas de ski después de un día soleado sin protección. En un día como hoy, que no me subo al escenario hasta las ocho, pues da igual, pero en otra ocasión… Es una lástima, pero me hace reacción. Probablemente mi cara no se lleva bien con los aceites esenciales de especias.
El segundo punto negativo, que se lo he comentado ya a Fran, es que noto una menor cantidad de residuo en la cara después del afeitado que en el Tuscan Citrus. En este, esa película que se quedaba en la cara era una delicia, me encantaba aclararme la cara y notar que incluso así me podría hacer leves retoques sin temer. El Oriental Hit me temo que está un paso por debajo en ese aspecto.
En todo caso, dicho todo esto el jabón de Fran es una verdadera apuesta segura a la hora de afeitarse a navaja. Me alegro mucho de que una persona tan comprometida con esta afición nuestra haya creado un producto de tan alta categoría.
Enhorabuena y gracias a Fran por el trabajo y, a los demás, disculpas por el ladrillo.