Kirinite monobloque. Actualizando clásicos

Impresionante trabajo, maravillosa navaja y afortunado propietario

2 Me gusta

No se yo… ¿cambió las orejas por el rabo? o ¿el rabo por las orejas?. Fantástica (ambas).

2 Me gusta

Es lo que tienen los Maestros. Que enseñan su técnica y sus secretos y parecen fáciles.
Menudo trabajo el mantener perfectamente vertical el agujero central y que no se te vaya desplazando a un lado. Me parece imposible y una lección de paciencia.
Otra vez enhorabuena

5 Me gusta

Enhorabuena Pablo, fantástico trabajo, esas cachas realzan más la belleza de la navaja, excelente.

2 Me gusta

Es una maravilla ver sus trabajos :alabanza: :alabanza:

Muchas gracias por tener en tan alta estima y consideración a los artesanos y aprendices (en mi caso ni siquiera aprendiz, simplemente: manazas) que habitamos en el foro.

4 Me gusta

Preciosa!

2 Me gusta

Gran trabajo Pablo.

2 Me gusta

preciosa,enhorabuena

2 Me gusta

Un acabado espectacular !!!

2 Me gusta

Permíteme que insista, tanto a tí como a otros que puedan leer esto.

Los que estáis diciendo “ni de coña” os afeitais todos a navaja, y eso ya me hace inferir un mínimo de control sobre vuestras manos que considero suficiente para esta tarea.

Voy a contaros un poco explicado cómo lo hago. De hecho, como sé que mis herramientas y técnica se pueden mejorar, porque en esta ocasión lo hice con lo que tenía a mano, ya voy a indicaros qué tipo de utensilios elegiré para futuras ocasiones.

Primero, hacemos el corte inicial. Con una sierra de cinta quedará lógicamente mejor, aunque tampoco perfecto, y con la segueta nos llevará bastante más tiempo, las desviaciones laterales serán mucho más numerosas, pero, importante, pequeñas, ya que cada poco iremos rectificando nuestro trazado.

Entoces pongo la pieza colocada sobre uno de sus lados, que están aún en bruto, planos, pero bastos. La coloco sobre el extremo de la encimera de la cocina, que tiene para la ocasión pegada una lija gruesa, del mismo pliego con el que forraré las piezas de latón. La lija nos ayudará mucho agarrando la pieza. También probé unos tapetes adherentes que tengo, pero al ser algo acolchados permitían cierto movimiento de la pieza cuando lijaba de manera transversal, así que me quedé con la lija. Como si la pegáis con cinta de doble cara fina, aunque esto sería un poco más engorroso porque al darle la vuelta varias veces, perdería su poder adhesivo, además de que la encimera va a estar mojada.

Ahora empieza lo importante.

Lo haremos en dos fases.

Fase 1, abriremos hueco y nos centraremos en suavizar las irregularidades más importantes.

Herramienta ideal: chapa de acero, unos 20 cm de longitud, milímetro y poco de grosor, anchura pequeña, de un centimetro más o menos, lo cubrimos de lija por tres de sus caras.

Técnica: movimiento transversal, sujetando el monobloque por un lado y con el otro el útil, adelante y atrás, con el extremo que está cubierto de lija apuntando hacia lo que sería la zona del separador, ya que iremos gastando material de frente, para ir abriendo hueco. Y tras ello, nos centramos en la parte interna de la que sería la cacha que pega contra la encimera, es decir, aplicamos nuestra fuerza hacia abajo.

Al ser nuestra herramienta estrecha, nos permitirá centrarnos con bastante precisión en las montañitas, las irregularidades que hayamos dejado al hacer el corte. Es decir, será un lijado selectivo.

Le damos la vuelta a las cachas y repetimos. Lo recomendable sería hacerlo en varias veces, vamos, voltear las cachas numerosas ocasiones. De ese modo avanzaremos más poco a poco, pero así iremos compensando nuestras posibles tendencias a pasarnos de un lado o de otro.

Al cabo de un rato, nos encontraremos con un hueco de poco más de 2 mm, incluso 3 mm, un pelín ondulado, pero en el que las desviaciones ya están muy suavizadas.

Fase 2, el hueco adquirirá sus dimensiones definitivas, y visualmente estará recto. Repito, visualmente.

Herramienta ideal: chapa de acero, no es necesario que sea tan larga como la anterior, pero si sería muy cómodo que fuera bastante más ancha, incluso de 5 cm. También puede ser más gruesa, del orden de los 3 mm.

Cubrimos de lija, igualmente, tres de sus caras. Pero aquí, muy importante, el movimiento será longitudinal, a lo largo de todo el hueco. Ya no pondremos la pieza en un extremo de la encimera, sino más o menos centrada coma con una mano antebrazo apoyado en la mesa, sujetamos los extremos del bloque, dejando espacio para que la otra presione lo más perpendicularmente posible la pieza metálica hacia abajo, por los dos lados que asoman, utilizando por ejemplo los dedos corazón para un extremo y pulgar para el otro. Pongamos que la pieza metálica tenga unos 12 cm de longitud. Entonces, veremos que por fuerza, las desviaciones van a ser mínimas, ya que a poco que se incline, los extremos pegarán con la encimera, que nos hace de tope. Y como la pieza es muy ancha tenderá a homogeneizar la superficie.

Por lo anteriormente dicho, el aplanado va surgiendo prácticamente solo, en un milímetro a milímetro y poco que comamos más por cada lado, nos quedará un resultado que, si bien técnicamente no es perfecto, visualmente sí, o casi. Así que, sin comerlo ni beberlo, tendremos un hueco de 5 mm de anchura, o incluso un poco más, distancia más que suficiente para no darnos problemas con el centrado, y además, contando con que la mayoría de esos bloques se venden en un grosor de algo más de 8 mm, así tendremos unas cachas finitas, aptas para poner en casi cualquier tipo de navaja, no únicamente en las artesanas enormes mazacote.

Una vez terminado, cogemos el tubito con la lija y perfeccionamos los dos extremos, que queda súper chulo. El que tengo es de 4 mm de diámetro, pero si fuera de 5, tampoco pasaría nada.

De verdad, si fuera hacer un carril de unos 3 milímetros de anchura, sería harto difícil, lo más probable es que quedará un poco churro, pero al seguir gastando, se va igualando, así que no es difícil, va saliendo solo. No podemos desviarnos apenas porque la misma encimera no nos permite más amplitud de movimientos. Estamos condenados a un resultado decente :man_shrugging:t2: :sweat_smile:

Lo malo de una apertura tan grande, es que la navaja, o bien es una cuña y de generoso tamaño, o lo más normal es que se clave mucho dentro de las cachas, lo cual en este caso ya estaba previsto, y de cara al diseño final contaba con ello. Pero no siempre es así, incluso podemos querer unas cachas más comedidas y en tal caso podría asomar la hoja por la parte inferior. Otras veces querremos que se vea más acero. Sea como fuere, la solución es muy fácil, ponemos una pieza a modo de tope dentro de las cachas, puede ser pegada, puede ser ayudada por un “tercer pin”, que atraviese las dos cachas o únicamente una de ellas, como hice en este caso…

Y lo bueno, pues que los problemas de enganchones entre hoja y cachas se minimizan, vamos muy sobrados de hueco.

SI nuestra hoja necesita un centrado, el modo de operar sería bien sencillo, gastaríamos ligeramente algo de material de las cachas en la zona del pivote, con ayuda, por ejemplo de un trocito de metacrilato con abrasivo pegado, pero en este caso recomiendo que sea de grano más fino que el utilizado para abrir la oquedad.

Ahora bien, aquí recomiendo encarecidamente que no os obsesionéis con el centrado. Lo importante es que la hoja no muerda, y ya está. Por dos motivos. El primero, que como empecéis a rectificar de un lado y del otro, ya que es difícil no pasarse, podéis encontraros con que hayáis comido más material de la cuenta, y estéticamente la cosa pierde bastante. Sería una pena después de tanto tiempo dedicado. Y por otro lado, que por diversos motivos como por ejemplo utilizar materiales blandos o con diferencias de tensión internas (vetas, nudos), pensamos que hemos logrado la geometría perfecta y al pegarle cuatro martillazos las cosas cambian ligeramente. Y adiós al centrado exacto. Así que yo al menos, no me como demasiado la cabeza ahí, lo importante es que abra y cierre bien, sin mayores riesgos, y que el conjunto muestre una tensión suficiente para sujetar con fuerza las cachas.

Y por el segundo requisito, tranquilos. Los que hayáis leído hasta aquí, tenéis paciencia más que suficiente como para afrontar esta chapucilla, jajaja…

Abrazo a todos!!

18 Me gusta

¿Tienes una hoja igual? Te recuerdo que esta lleva doradito, por lo que afeitará mejor.

Mira que te lo dije… “Pónle tornillos de los suizos, que le quedan de lujo y dan muuuuuuucho juego” Ni caso :rofl: Aún estás a tiempo :stuck_out_tongue_winking_eye:

Abrazo!!

4 Me gusta

Si, Pablo, pero los tornillitos suizos de los cojones cuestan una pasta, ya me lo dijiste, y aquí estamos para ahorrar :stuck_out_tongue_winking_eye:

1 me gusta

:man_shrugging:t2: :man_facepalming:t2:

Tú te lo pierdes, “ahorrador” :mouse: ja ja ja

Abrazo!!

3 Me gusta

Pablo, estupendo trabajo y mil gracias por tu detallada explicación.

2 Me gusta

Este post merece una chincheta y un poco de tiempo.
Lástima de Master Class

3 Me gusta

¡¡¡Muchas, muchas gracias por compartir tus secretos y método de trabajo!!!

Me lo he tragado y disfrutado casi como si lo estuviera haciendo yo, diciéndome: ¡¡Claro, claro, así sí!!

Me quedo con estas preciosas cachas y precisas explicaciones rondando la cabeza porque igual… algún día me decido.

Saludos y gracias otra vez por compartir tu curro, explicaciones, trucos …

2 Me gusta

Muchas gracias, leere y reeleré, mi próxima asignatura es hacer unas cachas, muchas gracias por compartir el cómo para poder darnos una visión, luego ya la pericia es una cosa diferente.

2 Me gusta

Desde luego que sí. :drooling_face: :heart_eyes:

1 me gusta