Todo empezó hace unos dos meses atrás, mi objetivo era una navaja que uniera lo mejor de dos mundos, estética y funcionalidad.
Después del camino recorrido, tengo claras mis preferencias o necesidades al momento de elegir una navaja, se lo comenté a Alejandro a raíz de una navaja suya que me gustó mucho y empezamos lentamente a especificar los detalles de materiales, medidas y formas. El proceso fue muy sencillo, ambos hablamos el mismo “idioma ríoplatense”, sólo diferimos en el gusto de las dimensiones de las navajas, él personalmente creo que usa una 11/8 o superior, yo tiraba hacia una 8/8, Ale no lo pudo evitar y le salió una 9/8 que al final fué un acierto.
Alejandro como la mayoría sabemos forja cada hoja, parte de un rectángulo y estira el acero a martillazos por lo que es difícil a veces saber la dimensión que tendrá, para el San Mai se hacen varios caldeos que tienen según me dijo mucha complejidad.
En la primer foto se aprecian los aceros damasco a los lados que le dan un patrón estético característico, en el centro está el acero con alto contenido en carbono, en este caso una lima antigua.
Luego de los tratamientos térmicos, caldeo y forjado, el blank está listo para pasar al grinder.
Luego de un desbaste preliminar la hoja va tomando forma.
Tras mucho trabajo, el resultado final es asombroso, las imágenes hablan por si solas.
Quedaba vestirla con las cachas del material elegido, el tan ansiado hueso de camello, los pines de acero inox. que le dan un toque retro y la pequeña cuña de ébano a juego con la hoja.
Esta maravilla de navaja que tiene una funcionalidad tremenda como herramienta de afeitado tiene un plus muy importante para mí, el trato afable, cercano y profesional de Alejandro, su creador.
Es una Ale diferente, porque como Malena sabe cantar el “Tango” como ningúna.